“Procesamiento emocional anómalo en el Trastorno Límite de Personalidad: implicaciones terapéuticas en la Urgencia” Dr. D. Guillermo Lahera Forteza Psiquiatra. Universidad de Alcalá. CIBERSAM. En el Trastorno Límite de Personalidad existe un procesamiento anómalo de las emociones, que da lugar a muchas de las conductas representativas del trastorno. Destacan: la hipersensibilidad a estímulos negativos, especialmente a la exclusión social, el predominio de emociones negativas intensas (como la ira) y la escasa capacidad de regulación "top-down" emocional. Todo ello tiene sus bases neurobiológicas, en las que destaca el papel del sistema de oxitocina-vasopresina. A partir de estos hallazgos biológicos y neurocognitivos, se discuten las implicaciones terapéuticas, especialmente en el ámbito de la Urgencia Psiquiátrica. “Conducta suicida en el Trastorno Límite de Personalidad: abordaje desde la urgencia” Dra Maria Luisa Barrigón Psiquiatra. Hospital Fundación Jiménez Díaz. Universidad Autónoma de Madrid En el Trastorno Límite de Personalidad las conductas del espectro suicida suponen un motivo de consulta urgente frecuente. El abordaje de estas crisis es un reto que el psiquiatra aborda en su actividad diaria. En esta charla se discutirán desde una perspectiva crítica las posibilidades de abordaje de crisis suicidas en el marco de las urgencias hospitalarias, valorando muy especialmente las indicaciones de ingreso hospitalario y la influencia de este en el pronóstico posterior. “Inestabilidad emocional y conductual en el T.L.P. como consecuencia de la pérdida de la capacidad de mentalizar” Dr. D. Alejandro Merino Fernández-Pellón Psiquiatra del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Psicoterapeuta SEMPyP. Peter Fonagy y Anthony Bateman vienen describiendo desde hace dos décadas un correcto desarrollo del aparato psíquico en niños, basado en la seguridad de los primeros vínculos y en una especularización adecuada de los estados mentales por parte de los cuidadores. Ambas circunstancias favorecerán el desarrollo en el niño de una atención plena a los estados mentales propios y ajenos, en el aquí y ahora. Esta capacidad, que llamaron mentalización, facilitará la apertura de canales de aprendizaje social, lo que traerá como consecuencia una mayor estabilidad emocional, mayor control de los impulsos, relaciones interpersonales adaptativas y una percepción del exterior más ajustada a la realidad. En caso de apegos inseguros en la infancia, habitualmente apegos desorganizados, unidos a devoluciones traumáticas por parte del cuidador, la capacidad de mentalizar será frágil, con tendencia al colapso ante la activación emocional e hiperactividad del sistema de recompensa meso-límbico derivado de refuerzos vinculares intermitentes, lo que traerá como resultado cambios bruscos en el estado mental, gran inestabilidad emocional, descontrol de impulsos, síntomas disociativos y graves conflictos interpersonales que suelen acabar destruyendo el entorno socio-familiar del paciente adulto. Estos autores proponen una forma de actuación para estos estados de descompensación, basada en la escucha activa y empática hacia el paciente, que permitirá reducir la hiperactividad del sistema de recompensa vincular, así como restablecer la capacidad de mentalización prefrontal.